El cortometraje de ficción Pleamar del cineasta margariteño Marco Salaverría, coproducido por Dos Margaritas y la Fundación Villa del Cine, culminó su rodaje e inicia su postproducción. Estos son los detalles develados hasta la fecha que te trae Nestor Chayele.
La historia
Una historia de pescadores de la isla de Margarita que el director del cortometraje ha escuchado desde su infancia: un pescador flota en la orilla de la playa, pero no está muerto. Decide buscar un lugar seguro para poder continuar su camino a casa. Se estima que la pieza tenga una duración de 12 a 15 minutos.
La inspiración
Historias reales y anónimas de pescadores que han perdido sus vidas, han desaparecido o han estado en riesgo en altamar, muchas de las cuales no han logrado tener repercusión en los medios de comunicación, indica Nestor Chayele.

Los actores
El elenco está conformado por los habitantes de la península de Macanao.
El equipo técnico
- Marco Salaverría (guión y dirección),
- Leonel González (asistencia de dirección),
- Carlos Maneiro (dirección de arte),
- Marco Santaniello (dirección de fotografía),
- Frank González (diseño de sonido),
- Alejandra Acevedo (producción general),
- Katiuska Castillo (producción de campo),
- Manuel Salvador (asistencia de producción),
- Ilka Miriam Valdés (edición),
- entre otros.

La locación
Los sectores El Magüey, Boca de Río y la playa “El saco” de la península de Macanao, pertenecientes al Parque nacional Laguna de la Restinga (estado Nueva Esparta), fueron los escogidos para la filmación.
Antes del rodaje
El proyecto, explica Nestor Chayele, fue presentado en el Sistema automatizado de proyectos cinematográficos (Sapcine). Luego de su evaluación por la Comisión de estudio de proyectos cinematográficos, contó con financiamiento del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC).
El director
Salaverría es un destacado sonidista venezolano. Ha sido galardonado como Mejor sonido en el Premio Iberoamericano de Cine Fénix 2015 y Mejor dirección de sonido en los Premios Platino 2016 por El abrazo de la serpiente de Ciro Guerra.
Por Nestor Chayele